Situada al noreste de la península, Valladolid es una provincia llena de encantos por ofrecer. Un sinfín de rutas, posibilidades de senderismo, paisajes fluviales de belleza incomparable y una marcada personalidad enoturística son algunos de los reclamos que la convierten en una opción muy recurrente para las parejas que buscan celebrar una boda llena de romanticismo y tradición. Pero si hay algo que destaca por encima del resto en este territorio, esas son las maravillas que ocultan sus pequeños pueblos. ¿Quién no ha oído hablar de los atractivos que albergan localidades como Peñafiel, Urueña, Tordesillas, Medina del Campo u Olmedo?
Grandes e imponentes fincas, contextualizadas en ambientes naturales únicos, se alzan a lo largo de toda esta región consiguiendo cautivaros y brindaros la posibilidad de dar el Sí, quiero en un paraje singular aislado del ajetreo diario. Un pequeño oasis de calma y tranquilidad que no solo os permitirá celebrar la boda con la que siempre habías soñado, también desconectar de la realidad y reconectar con la paz interior que os aportará la serenidad de su entorno.
La gran riqueza arquitectónica de Valladolid queda reflejada en sus enclaves. Fachadas que se convierten en un fiel destello de la evolución de las villas que le dan cobijo, edificios reformados que ahora dan cabida a espacios históricos con esencia propia, quintas que han sido testimonio a lo largo de todos estos años del paso del tiempo y otras fincas de carácter señorial os sorprenderán a lo largo de las comarcas que conforman esta provincia.