El aire clásico y tradicional que envuelve la provincia de Córdoba es, sin duda, su mayor seña de identidad. Tierra de costumbres y hábitos, se trata de un punto de la geografía española que, a pesar de evolucionar a lo largo de los años, siempre ha tenido su historia muy presente. Este hecho hace que, en la actualidad, su sociedad y su cultura sean un fiel reflejo de un pasado que aún permanece muy latente.
Destellos de un patrimonio cultural y monumental de gran riqueza bañan todas sus ciudades. Por ello, su capital cuenta con cuatro inscripciones concedidas por la UNESCO en la Lista de Patrimonio Mundial: la Mezquita-Catedral, el centro histórico que se expande en sus inmediaciones, la Fiesta de los Patios y la conocida Medina Azahara. Este contexto es todo un aliciente para parejas que, como vosotros, buscáis un entorno de incomparable atractivo que aporte aún más valor añadido a una celebración que, ya de por sí, será muy especial.
Si queréis apostar por el auténtico sabor cordobés y el incomparable carácter andaluz, los distintos cortijos que se disgregan a lo largo de todas las comarcas que configuran esta región serán vuestra mejor opción. En mitad de uno de sus parques naturales o al amparo de una de sus reconocidas localidades, estas edificaciones se alzan como uno de los máximos exponentes del estilo rural y campestre que impregna su sociedad.
Desde Pozoblanco hasta Montarque, pasando por el Alto Guadalquivir, el entorno de Córdoba y la Campiña de Baena, esta demarcación será capaz de embriagaros con sus aires flamencos hasta haceros caer rendidos a sus pies.