Un gran patrimonio arquitectónico y cultural junto a extensas zonas de bosques y dehesas de encinar son las características que marcan el paisaje de Badajoz. Esta comarca, de gran extensión territorial, aúna en su interior una perfecta combinación entre historia y medio ambiente. Sin duda, esta mezcla es la que marca su identidad y la eleva a convertirse en una de las zonas más aclamadas de la península por su esencia.
Tierra de buenos ibéricos, alberga grandes espacios que os sorprenderán, no tan solo con una gastronomía que deleitará los paladares más exigentes, también con un entorno de indescriptible calma que sumirá vuestra celebración en una magia inexplicable. Colindando con la frontera portuguesa, la capital y sus alrededores, con municipios como El Manantío, Olivenza o Valverde de Leganés, son el lugar escogido por algunos elegantes salones y asombrosos complejos para emplazar sus instalaciones.
Hacía la ribera del río Guadiana y sus afluentes, Puebla de Calzada, Arroyo de San Serván, Calamonte y Mérida también os impresionarán con enclaves de aire bucólico en mitad de escenarios incomparables. Aunque será en las inmediaciones de Almendralejo, centro neurálgico de la Tierra de Barros, donde harán presencia algunos de los restaurantes más destacados de la zona.
Para los amantes de la naturaleza, lugares como Hornachos y Orellana la Vieja, a los pies de la Sierra Grande de Hornachos y el embalse de Orellana y Sierra de Pela, además de poblaciones como Don Benito, Campanario, Quinta de la Serena, Castuera o Siruela darán cobijo a espectaculares miradores que conseguirán cautivaros con unas vistas de ensueño.