La tranquilidad y la calma que se respira en Ávila es su gran reclamo. Una de las provincias menos pobladas del país aguarda a ser descubierta por aquellas parejas que estén en plena búsqueda del lugar ideal para su boda. Su relieve, marcado por las características típicas del paisaje de montaña, despliega todo su esplendor haciendo gala de toda su belleza en cada una de sus comarcas. Es un punto que concentra el encanto del interior y la magia de la sierra. Como resultado, nace un territorio de una singularidad inexpugnable en el cual residen algunos de los espacios con más atractivo de toda la zona.
Las fincas que se reparten por toda la demarcación están cobijadas por algunos de los paisajes abulenses más característicos. En mitad de las particulares llanuras cerealísticas encontraréis enclaves llenos de tradición que desprenden familiaridad. A su amparo podréis celebrar una romántica boda con aires campestres. Sin embargo, sus extensos encinares también son la cuna de algunas de estas edificaciones, al igual que sus vides, sus olivares y sus inmensos campos frutales. Todos estos parajes se emplazan en lugares como la capital y pequeñas localidades como Pajares de Adaja, Velayos, Martiherrero o La Serrada.
Aunque si lo que buscáis es un fiel resplandor del atractivo innegable de sus escenarios más escarpados, serán localidades como la de San Esteban del Valle, Arenas de San Pedro, Bohoyo, Mombeltrán, Navaluenga o Piedralaves las que, gracias a su cercanía con el Parque Nacional de la Sierra de Gredos y el Valle de Iruelas, cumplirán con vuestras expectativas.